Detrás de cada concierto que hace vibrar a la ciudad hay un universo oculto: cables, luces, permisos, pruebas de sonido y un equipo que tripia más que el público. La experiencia comienza mucho antes de que se abra el telón.
Desde la elección del venue hasta el diseño visual del show, la producción se convierte en una coreografía precisa. El montaje de escenarios, la coordinación con artistas, el marketing, y hasta los food trucks forman parte del combo que convierte una noche cualquiera en algo inolvidable.
En Panamá, el arte de organizar eventos se ha vuelto una cultura propia. Las productoras locales apuestan por experiencias auténticas, combinando lo urbano, lo tropical y lo global. Cuando el telón finalmente se abre y el bajo retumba, todo cobra sentido.
Así que la próxima vez que estés en un concierto, recuerda que hay una historia tripiando justo detrás de ti.

